domingo, 27 de junio de 2010

Estar en Babia


Acabo de volver de una semana de vacaciones en el sur, en las enormes playas de Cádiz (en mi opinión, las mejores de la península junto con algunas de Huelva), y he de decir que he conseguido descansar un poco y olvidarme a ratos de la oficina, de las deudas, de los tipos de interés de la hipoteca, de las facturas, del despertador..., pero una semana sabe a poco, la verdad, y de hecho cuando veía ponerse el sol sobre el Atlántico mientras me tomaba unas cañitas con una tapa de pescaíto frito o de boquerones, sentía que me vendría bien dejar Barcelona y la oficina una temporada y que debería cambiar de aires, lo que ahora llamamos "desconectar" y que antes se llamaba de otras maneras menos sofisticadas: irse de vacaciones, irse de viaje, cambiar de aires...

O estar en Babia, pero no en el sentido de despiste respecto de la realidad (algo que también me sucede, pues soy un despistado nato), sino en el sentido original de la expresión, cuando en la Alta Edad Media los Reyes de León se iban unos días de la ciudad a la comarca de Babia, aislada en las montañas cantábricas, ordenando que no se les molestase con los asuntos cotidianos y alejarse así de la Corte y de los cortesanos (y cortesanas) para cazar, descansar, y sobre todo pensar y tomar decisiones sin las interferencias ni las presiones de los nobles... Babia era, sin duda, una "desconexión real"...

Pero en esta sociedad nuestra es tan dificil cambiar de aires y de vida, aunque sea temporalmente... La rutina, las pequeñas ambiciones profesionales de llegar a "no-se-que-puesto-en-la-oficina", las presiones de familiares y amigos, y en general las "responsabilidades" impuestas o auto-impuestas siempre le hacen a uno posponer la fecha... Pero si unos Reyes medievales, con todos sus compromisos y con todas sus intrigas palaciegas, con sus numerosas "razones de Estado" y demás parafernalias políticas, podían hacerlo, ¿por qué nosotros, simples mortales plebeyos, tenemos tantas dificultades para poder cogernos unos meses y estar en Babia, en las Babias modernas?

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3 comentarios:

  1. Suscribo totalmente esas líneas, discípulo de Groucho. Seguramente el miedo, en alguna de sus manifestaciones, nos impide tomar una decisión de ese tipo. Pero deberíamos poder tomarla, cada cierto tiempo, aunque fuera por elemental higiene mental.

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  2. Yo también acabo de volver de una semanita en las playas de Cádiz, comiendo tortilla de camarones, paseando y viendo puestas de sol con la mente vacía...y también me apetece conocer Babia. Como bien dices; si aquellos seres tan ocupados podían hacerlo, ¿porqué nosotros no? Claro que eso de unos meses, ni me lo podría plantear. ¿O sí?

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  3. Vaya, he caído aquí buscando una foto de Babia
    Yo soy de Babia y esta foto corresponde (no se si lo sabes) al macizo de Peña Ubiña. No hay lugar en el mundo donde puedas desconectar como éste, quedas invitado a visitarlo, pero también avisado de que igual después no quieres volver a Barcelona.

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