lunes, 15 de noviembre de 2010

La curiosa leyenda de Villa Winter

Acabo de volver de unas merecidas vacaciones (las vacaciones siempre son merecidas) en Fuerteventura, y aparte de disfrutar de sus impresionantes playas y dunas de arena fina y de sus aguas transparentes (las mejores playas que conozco, aunque aún me quedan muchas por conocer), quería contaros una historia curiosa, que ya conocía por Internet y después también por una novela, sobre una casa sita en el probablemente único paraje de la isla mal comunicado y casi sin explotar turísticamente, la playa y poblado de Cofete, en la península de Jandía, al sur de la isla:



Se llega por una pista estrecha, empinada y sin asfaltar, lo cual aleja al turismo de masas, y su playa, enorme y muy bonita, está sin embargo en la costa oeste, "a barlovento" que dicen los entendidos en temas marineros, por lo que casi siempre tiene bastante viento y sobre todo un oleaje muy fuerte que hace peligroso el baño, lo cual aleja aún más a los posibles bañistas... Todo lo cual ha hecho posible que no haya hoteles ni nada parecido, y ante la falta de intereses económicos claros, que haya sido declarado parque natural. Hasta aquí todo normal o casi normal.

Pero en medio de esta inmensa playa, un poco encaramada en la montaña y dominando toda la zona con unas excelentes vistas al mar, hay un palacete de estilo alemán y algo descuidado llamado "Villa Winter":




¿Y qué pinta una mansión alemana en un paraje remoto y desértico de Fuerteventura? Pues el caso es que la historia de este edificio y de su dueño es un tanto curiosa:

- Resulta que este ingeniero alemán, Gustav Winter, que andaba por Canarias desde los años 20, arrendó en 1937 toda la península de Jandía (entonces sin turismo, y casi sin habitantes, se utilizaba sobre todo como dehesa para el pastoreo), cerró sus accesos y en los años siguientes construyó la pista de acceso al paraje, una pequeña pista de aterrizaje y la mencionada Villa Winter.

- El secretismo de sus actividades en la zona, a las que se prohibía el paso a los habitantes de la isla salvo para hacer trabajos puntuales, con el consentimiento de las autoridades de la época (el régimen de Franco), y en plena Segunda Guerra Mundial, alimentó las especulaciones y la leyendas sobre las supuestas actividades pro-nazis de Gustav Winter, en especial sobre la existencia de una base de aprovisionamiento, reparación y descanso de los submarinos alemanes de la que la Villa sería la parte visible o la tapadera.


- La verdad es que los datos son contradictorios:

1.- Por una parte la base submarina no podía estar en grutas subterráneas bajo la casa por la escasa profundidad de esas aguas y la enorme obra civil que hubiese necesitado, y buceadores que han explorado la zona no han encontrado cavernas ni túneles de esas dimensiones; aunque pudiera ser que los submarinos simplemente fondeasen en los fondos marinos arenosos cercanos y que estuviesen sumergidos de día mientras sus tripulaciones descansaban y hacían reparaciones;

2.- Por otra parte, se desconocen las razones reales de que Winter alquilase y cerrase toda la península, pues las actividades económicas posibles para rentabilizar la inversión son escasas salvo el pastoreo extensivo de cabras o una cantera de piedra (el paraje es desértico e improductivo, y la pesca tampoco parece el motivo pues en Cofete siempre hay fuerte oleaje y no se puede salir desde la playa a pescar ni hay puerto);

3.- También se dice que la mansión es muy grande, con numerosas dependencias y sótanos, algunos tapiados, y que dentro habría restos de maquinaria pesada y algunos equipos eléctricos y sistemas de señalización que podrían ser para utilizarlos desde su torre...

4.- Otras fuentes dicen que la casa no fue construida hasta 1946, después de la guerra, con lo que la leyenda se iría al garete... Aunque algún vecino de Cofete dice que participó en las obras en el año 1940, y que también se empezaron a construir algunos túneles...

La leyenda se ha ido alimentando con el tiempo, sobre todo tras la publicación en 1999 del libro “Fuerteventura” de Alberto Vázquez Figueroa. El autor, en su novela ambientada en los años de la Segunda Guerra Mundial, sitúa en la isla majorera unas instalaciones secretas alemanas que constituirían una zona de descanso y relax (en todos los sentidos) para las tripulaciones de los submarinos, y construye una trama de espionaje típica de las novelas bélicas.

Con los años Gustav Winter se fue a vivir a Tenerife, donde murió en 1971; su familia siempre ha desmentido la leyenda y en general la relación con el regimen nazi. Actualmente Villa Winter es propiedad de la sociedad LOPESAN, está algo rehabilitada y habitada, y se puede visitar parcialmente, siendo uno de los atractivos de la visita a Cofete.

Yo fui a visitar la Villa Winter, y hay que decir que la casa, algo descuidada, es muy bonita y peculiar, y que está situada en un paraje excepcional y con excelentes vistas; pero no sé si lo que más me gustó fue el contraste de ver una casa típica centroeuropea en medio de la costa desértica de Fuerteventura, o el poder imaginarme oteando el horizonte desde su torre en busca de algún submarino...

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