jueves, 6 de mayo de 2010

¿Escapar a Yuste?



El año pasado visité Yuste, en el norte de Extremadura, el famoso retiro de Carlos V cuando abdicó en su hijo Felipe II, un lugar alejado de todo, en medio del bosque, lejos del mundanal ruido... Y me gustó.

Poco después estuve cumpliendo uno de mis viajes soñados desde la adolescencia: fui a la isla de El Hierro, posiblemente el lugar más remoto de España y uno de los más remotos de Europa (a 3.000 kilómetros de Barcelona, donde vivo), una isla muy montañosa, volcánica y sin playas en pleno Atlántico, sin ciudades y medio despoblada (pocos habitantes, pero muy amables), con pocos turistas (a pesar de estar en las Canarias)... Y me enamoré del lugar, un paraíso natural en medio del océano, no me defraudó en las enormes expectativas que tenía sobre ella.



Y hace poco encontré en Internet un reportaje sobre pueblos abandonados en zonas remotas que están siendo repoblados por urbanitas que reniegan de la ciudad y huyen al campo, centrándose en tres pueblos del Pirineo Aragonés (Artosilla, Ibort y Aineto, pioneros en España en las iniciativas de repoblación rural)... Y me interesó.

Me preocupa esta tendencia que tengo últimamente a encontrame perdido y sin saber qué pinto en la oficina y en la ciudad, y a encandilarme por los lugares aislados, remotos, lejos de lo que llamamos la civilización, el bullicio y la modernidad... Y sin embargo, no soy de pueblo ni he pasado mi infancia en el campo, y probablemente no aguantaría mucho tiempo en un lugar así...

¿Estaré queriendo huir o escapar? ¿De qué o de quién? ¿Por qué?

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3 comentarios:

  1. Suena a la crisis de los 40, Pep. Por otra parte, yo creo que el hombre es sociable, pero no urbanita por naturaleza. Tu particular to be (in the city) or not to be (there) se soluciona comprando una casita en algún lugar recóndito (qué rayos quiere decir recóndito), y probando a ver qué te gusta más, si el campo o la ciudad.

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  2. Parece un reflejo de tu estado de ánimo en este momento... nada preocupante, pienso yo, porque el hombre necesita de cuando en cuando evadirse de la realidad (puede ser muy duro enfrentarse continuamente a ella, día tras día). ¿O es que el ser humano no ha buscado, desde siempre, métodos varios y dispares de evasión de la realidad que le rodeaba? Véase las carreras de cuádrigas o el circo romano (el fútbol actual), las drogas (blandas y duras), viajar a lugares remotos, o el retiro espiritual del asceta, o simplemente sumergirse en una buena novela... por ejemplo.

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  3. De momento probaré con lo de la novela, que parece lo menos radical...

    Lo de irme una temporada "lejos del mundanal ruido" tampoco lo descarto, a modo de "año sabático", pero en todo caso creo que sería con billete de vuelta, uno está ya mayor para dar un giro radical y dejarlo todo atrás...

    Gracias a ambos por los consejos.

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