domingo, 16 de octubre de 2011

Crónicas Bálticas (4): Escapada a Tallín y Helsinki

En esta nueva escapada a los países bálticos a primeros de Octubre, aprovechando que aún no ha empezado a nevar (aunque ya hacía frío, entre el viento y la humedad, casi como en pleno invierno en España) hicimos un pequeño viaje de 3 días a Tallín, y además uno de los días fuimos en ferry a pasar un día a Helsinki.


Tallín es una ciudad con un casco histórico muy bien cuidado, además tiene un aire un poco "alemán" (salvo por la catedral ortodoxa), le pasa lo que a Riga, su pasado hanseático y ruso se nota en muchas de las casas y edificios del centro. De hecho la historia de la ciudad (y de su país, Estonia) es paralela a la de Riga (y de Letonia) que ya he comentado en mi Crónica Báltica nº 1, y los tics nacionalistas y anti-rusos también se reproducen en esta república báltica, pero bueno, eso es otra historia.

Recorrer el citado casco antiguo y rodear sus murallas y torres es una delicia, como os digo está muy bien conservado y es muy bonito, y además como está construido en una pequeña colina las vistas desde algunos miradores son muy buenas.






Lo más conocido es la famosa Plaza del Ayuntamiento, en la Ciudad Vieja (visitad la Antigua Farmacia, de 1422 y aún en funcionamiento, es auténtica...), pero las mejores vistas están en la Colina de la Catedral ("Toompea"), donde están las 2 catedrales, la ortodoxa y la luterana y además las sedes del Parlamento y del Gobierno y de algunas embajadas.

Toda esta zona, muy cerca del Puerto y de la Terminal de Ferries, realmente no es muy grande y la puedes conocer perfectamente en un día. Además es la más turística y está llena de restaurantes y cafeterías (y también de Karaokes -curioso, les debe gustar el género-, y de clubs nocturnos de dudosa reputación); también te encuentras muchas casas de antiguos comerciantes alemanes, con ese estilo alemán-holandés, y algunas antiguas sedes de los gremios, muchos coincidentes con los de Riga: las Cabezas Negras, el Gran Gremio, etc.


Y no dejas de ver alguna "curiosidad" (por ejemplo, una casa de estilo neoclásico que fue primero sede de una asociación de periodistas, y después sede de la KGB en Tallín durante la etapa soviética):

Lo que ya no me gustó tanto es que justo al lado del centro medieval está la zona de negocios con bastantes edificios modernos y muy altos y varios centros comerciales, sin una zona de transición con la ciudad antigua, con lo cual a veces estos edificios tapan o afean la vista general del casco antiguo... Pero bueno, son cosas del desarrollo, o eso dicen.


Otro día fuimos paseando desde el Puerto moderno hasta el Museo Marítimo de Estonia, en el Puerto Viejo (tiene otra sede con documentación y maquetas en la Ciudad Antigua), atravesando una antigua zona industrial hoy medio abandonada. El paseo no es especialmente bonito pero sí muy curioso, y en el Museo Marítimo, en obras, tienen algunos patrulleros de la época soviética y un rompehielos de pricipios del siglo XX, el "Tallin", que dicen que es el mayor que se construyó de vapor, y está en perfecto estado. Pude subirme y fisgar un poco, hasta que me echaron porque fuimos el día de descanso del museo:


Lo que no pudimos ver es la otra joya del museo, un submarino estonio de antes de la Segunda Guerra Mundial, que estaba en una nave en obras y tapado con una lona... Una pena (esta foto es de años anteriores cuando se podía visitar):

También visitamos un gran parque que hay al este de la ciudad, el parque Kadriorg, cerca del mar y donde está la residencia el Presidente y el Palacio Kadriorg, construido por Pedro el Grande y hoy un Museo de arte clásico. En el parque hay varios museos (entre ellos el de arte moderno KUMU) y un enorme auditorio, pero no pudimos visitarlo muy a fondo, la verdad, dimos un paseo y poco más.

La ciudad no es muy grande, tiene unos 400.000 habitantes, y te mueves bastante bien a pié por el centro, pero para ir a algunos puntos hay que coger el tranvía o el autobus, ya que como muchas ciudades soviéticas los extrarradios son muy extensos y se construía bastante disperso. En cuanto a los precios, bastante cara, por el estilo de Riga (el precio estandar de un café eran 2 Euros -por cierto, ya tienen el Euro-).

En general es una ciudad cuyo casco antiguo merece la pena visitar, quizá mejor cuidado y más vistoso que el de Riga, aunque como ciudad en general creo que es más atractiva Riga, sobre todo por la parte modernista, los parques del centro y el ambiente en general.

Y como os decía, otro día pasamos en el ferry a Helsinki (fuimos en Tallink, aunque hay más compañías -Viking y otras-; por cierto, lleno de bares y de tiendas de alcohol -los finlandeses aprovechan el viaje para comprar alcohol y tabaco más baratos-, pero sin butacas para poder echar una cabezada, que lo sepais...), en una travesía por el Golfo de Finlandia que haces en menos de 2 horas y que antes suponía pasar el "telón de acero", llegas a una ciudad mucho más avanzada, en la que también notas que estás en un país "de primera" (sobre todo en los precios, es cara de c...), todo impecable, pero sin embargo no es una ciudad con mucho encanto, y de hecho no tiene un casco antiguo demasiado antiguo; sí tiene algunos edificios curiosos y algunos paseos y parques que no están mal, además de poderte subir a veleros antiguos sin problema (como en Estocolmo)...

Todo impecable, eso sí, pero ya está, no tiene demasiado que destacar. Me gustó bastante la estación central de ferrocarril, las dos Catedrales, y algunas vistas de la costa.


Como curiosidad pudimos colarnos en el Estadio Olímpico.

Me quedaron ganas de ir a una isla-fortaleza-musó que hay en la costa de la ciudad, Suomenlinna... Otra vez será.

Lo que sí notas es la gran diferencia económica que existe entre Estonia y Finlandia, que estando tan cerca geográficamente y culturalmente (hablan lenguas de la misam familia -e ininteligubles ambas-), económicamente están aún a mucha distancia... También es evidente que, a diferencia de los países bálticos, que quieren borrar su pasado reciente a toda costa, en Helsinki conviven con su pasado de dominio sueco, y después ruso, sin mayores problemas. De hecho el sueco es cooficial con el finés, y algunos carteles están además en ruso, trilingües.


Como últimas notas para los viajeros os diré que el viaje desde Riga a Tallín lo hicimos en autobús Lux Express (se tardan unas 4 horas, son directos, no merece la pena ir en avión), y que están fenomenal: encontramos una oferta por 12 euros ida y vuelta, y el autobus es muy amplio, con butacas muy espaciosas -tipo Supra-, y el billete incluye wifi, prensa y cafe y té gratis durante el viaje, todo incluido en el billete... De lujo.

En cuanto al hotel, teníamos reservado uno baratito, pero los muy c... nos dejaron tirados y acabamos en el Radisson Blu Olimpia, que sin embargo nos sorprendió porque no se aprovechó y no nos sableó, y tenía unas vistas cojonudas de la ciudad desde la planta 19 en la que estábamos, y con un Spa en la planta 25... Muy recomendable.

Seguiremos informando.

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